La sociedad actual tiende a “sobreproteger” a la infancia, eludiendo ofrecer lecturas que
representen realidades poco amables, que puedan asustar, incomodar o simplemente plantear
preguntas que nos incomoden como adultos o para las que no tenemos respuesta.
Como forma de justificación se alude a la dureza de las realidades que se tratan, se
justifica con la falta de madurez de la infancia para comprenderlas. Tendemos a olvidar que
los niños y niñas, los y las jóvenes, viven en un mundo complejo, que se enfrentan
cotidianamente a estas problemáticas, que forman parte de estas realidades. Y que excluir los
libros que las abordan es quitarles la posibilidad de verse representados, de mirarse y pensarse
desde otro lugar, de sentirse identificados.
Pero, ¿cómo ofrecemos estas lecturas tanto a la infancia como a las personas adultas de
referencia? ¿Cómo lidiamos con la resistencia de las familias o el personal docente?
Una píldora formativa para buscar juntas estrategias de mediación lectora que nos
permitan lanzarnos abordar libros álbum sobre temáticas “difíciles” sin naufragar en el intento.
